sábado, diciembre 13, 2008

La última...por el momento

¿Por qué tuviste que hacerlo? Sabías que, antes o después, tu insistente tenacidad te jugaría una mala pasada. Nunca la utilizaste hacia fines inteligentes, siempre fue una característica para potenciar y alimentar tu estúpido egocentrismo, siempre tocando los cojones al interlocutor menos indicado; y aquí has terminado, con tan sólo 37 años, metida en el cajón metálico de una escombrera, con marcas en las piernas (distintas a las habituales), llena de sangre, de odio y de venganza. Alguien se encargará del pequeño, no te preocupes; hasta quizá sea él quien vengue tu muerte en unos años, si es que siguen vivos los implicados. Siempre intenté hacerte ver la gran cantidad de posibilidades que tenías de ser asesinada por el peor. Me dio igual el escenario para hablar de ello, tomando vodkas en El Chulo, duchándonos después de una noche de sexo bizarro o antes de ir a cobrar a la oficina. Tú siempre te reías con ese gesto displicente, levantando la frente y entrecerrando los ojos mientras dabas cortas caladas a tu Winston bañado en carmín rojo. Mierda, qué ojos tenías! Eran casi lo mejor de ti.
Ya sabes que en este negocio nunca hay nada personal, todo son negocios. Negocios que hacen que vivas o mueras en cuestión de segundos, y tú ya habías consumido demasiados en ese límite invisible que separa el mango de la hoja: y esta noche te tocó hoja, hoja de la fría. Es lo que más odio de este trabajo, llegas a apreciar a las personas que te rodean aunque, cuanto más aprecias, más mueren. A veces creo que estoy harto, pero no es así; en realidad esto llega a alimentarme tanto que lo que me ocurre es que estoy un poco empachado, casi al borde del vómito fácil.
Pretendiste quedarte con algo que no era tuyo, y recibiste lo tuyo. Como premio, ahora lo único que tienes es libertad para dejar de exponerte al peligro. Ya no estás viva, aunque nunca lo estuviste del todo. Te dejo los zapatos puestos, por si el camino es largo.
Agradéceme que fuera limpio y rápido, es lo mínimo. Lo siento, sólo son negocios.